Perder sensibilidad auditiva no es solo dejar de oír. Cuando perdemos audición nuestro mundo se va limitando poco a poco. Gradualmente nuestra vida social y familiar se va a ver resentida.

Actividades que nos eran gratas se pueden convertir en verdaderos retos cuando nuestra audición se va perdiendo. Pero lo cierto es que como la pérdida auditiva se agrava día a día no nos vamos a dar cuenta hasta que puede ser tarde. Y esto es así porque nos vamos acostumbrando, también día a día, a oír cada vez peor pensando que percibimos bien los sonidos y entendemos todo.

Existen numerosas consecuencias producidas por la pérdida auditiva, sin tener en cuenta el propio hecho de dejar de oír bien.

CONSECUENCIAS FUNCIONALES, SOCIALES, EMOCIONALES Y ECONÓMICAS DE LA PÉRDIDA AUDITIVA

A continuación reflejamos una serie de consecuencias que la OMS -Organización Mundial de la Salud- ha indicado en alguno de sus informes:

Una de las principales consecuencias de la pérdida de audición es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. En el caso de los niños con pérdida de audición desatendida, el desarrollo del habla se suele retrasar.

La pérdida de audición y las enfermedades del oído desatendidas, entre ellas la otitis media, pueden tener efectos muy perjudiciales en el rendimiento escolar de los niños. Las personas afectadas suelen tener mayores índices de fracaso escolar y necesitan más asistencia educativa.

Los problemas de comunicación pueden tener efectos importantes en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento y frustración, sobre todo en las personas mayores que padecen pérdida de audición.

La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 750.000 millones de dólares internacionales. Dicha cifra incluye los costes del sector sanitario (excluyendo el coste de los dispositivos de ayuda a la audición), los costes del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costes sociales.

En los países en desarrollo, los niños con pérdida de audición y sordera rara vez son escolarizados. Asimismo, entre los adultos con pérdida de audición la tasa de desempleo es mucho más alta. Una gran proporción de los que tienen empleo ocupan puestos de categoría inferior en relación con la fuerza de trabajo en general.

La mejora del acceso a la educación y a los servicios de rehabilitación profesional, así como la sensibilización de los empleadores acerca de las necesidades de las personas con pérdida de audición, permitirá reducir las tasas de desempleo de estas personas.

Consecuencias de la pérdida auditiva

• Funcionales
• Sociales
• Emocionales
• Económicas